viernes, 3 de abril de 2015

Cuando las cepas se encuentran

Cada día se escucha más hablar de "equipos multidisciplinarios". Estos no son otra cosa que un grupo de personas con distintos background, que usualmente pertenecen a áreas de trabajo diferentes. Estos equipos son altamente recomendados cuando tienes que sacar un proyecto nuevo o alguna iniciativa que impacta a muchas personas. Recuerdo cuando estaba estudiando el MBA y me asignaron un grupo de trabajo cuando estaba en el primer ciclo. Era un equipo con gente muy diferente, había ingenieros, administradores, compradores, financieros y yo que tenía un background en recursos humanos. Y ahora que lo pienso, entiendo que cada vez que sabíamos escucharnos el uno al otro, nuestros proyectos daban muy buenos resultados, pero cuando entre nosotros no nos oíamos, sin duda el resultado no era igual de bueno.

Lo mismo ocurre con los vinos que son un blend. Se dice que un vino es un blend cuando ha sido formado a partir de varias variedades de uva. Por el contrario, hablamos de un vino varietal cuando es sólo de un tipo de uva, ya sea Cabernet Sauvignon, Malbec, Chardonnay, entre otros.

Un vino blend es aquel formado por dos o más cepas. Por estándar, en general se requiere que ninguna de las cepas representa más del 85% del total. Para lograrlo, cada cepa pasa por su propio proceso de fermentación y crianza (tiempo que es guardado en barricas). Y sólo después de que cada cepa pasó su propio proceso, se hace el blend. ¿Cómo?, pues es aquí donde entra la magia y experiencia del enólogo; es sólo cuestión de lograr la combinación de cepas y cantidades ideal. Regularmente, un vino blend se forma de cepas de una misma cosecha.; y cuando esto no ocurre, la etiqueta debe especificarlo. Es importante mencionar que una regla básica para lograr un buen blend es que ninguna cepa opaque del todo a la otra. Cada cepa debe tener su espacio para hacerse sentir, justo como en un buen equipo multidisciplinario en el que todos se deben escuchar. Luego de que se hizo la mezcla, el vino pasa unos 2 a 3 meses más en barrica para lograr un buen ensamblaje.

Un blend es siempre un vino por descubrir, pues cada enólogo crea una mezcla diferente. Hoy quiero hablarles de un blend que es uno de mis favoritos, es un blend de la bodega de Laura Hartwig, Gran Reserva 2010, del Valle de Colchagua en Chile.

El Valle de Colchagua está ubicado al sur de Santiago de Chile, a unas dos horas en tren aproximadamente. Este valle, que su nombre indica "Valle de pequeñas lagunas" fue límite sur con el Imperio Incaico, y hoy en día es protagonista de los vinos más finos de Chile. El viaje a Colchagua es deslumbrante, vas entre campos disfrutando de la vista de un paisaje netamente agrícola. Te recibe un clima espectacular, la temperatura tan sólo alcanza los 13C, y la máxima los 35C. ,a gente en Colchagua es muy cálida y hacen de su estancia unos días imborrables.

Laura Hartwig es una hermosa bodega boutique en el Valle de Colchagua, cuyas cepas se enriquecen de la brisa marina y la cordillera de los andes. Cuenta con 80 hectáreas y tiene una capacidad de 300,000 litros. La bodega es una bodega muy familiar, la sala de barricas ha sido diseñada subterránea para poder mantener las temperaturas adecuadas de los vinos, y con una construcción clásica para no perder la arquitectura local.








Como bien se lee en su etiqueta, este vino es el resultado de un ensamblaje de 4 variedades: Cabernet Sauvignon 38%, Malbec 35%, Petit Verdot 23%, Cabernet Franc 4%. Cada una de las cepas que conforman este vino han sido cosechadas manualmente. Este es sin duda un vino sumamente elegante, con aromas que recuerdan a los frutos del bosque. Tiene mucha presencia en boca y perdura en cada sorbo.






Es recomendable que este vino lo destapes unas horas antes de beberlo. Si tienes un decantador, este es el momento de usarlo!, recuerda que es un vino del 2010 y decantarlo al menos un par de horas hará que todos sus aromas se destapen y sus sabores de engradezcan!

Yo elegí unas empanadas de queso y champignones para este vino. Recuerden que la regla básica de un maridaje es que ninguno opaque al otro, justo como en un blend todas las variedades aportan al ensamblaje final.

Para hacer estas empanadas sólo tienes que saltear champignones fileteados con sal, cebolla y ajos, añadiendo un poco de pimienta de color y vino blanco al final de la cocción.

Para armar las empanadas, mezcla los champignones con queso edam y queso paria.

Arma las empanadas (te recomiendo comprar la masa lista para hornear), úntalas con una mezcla de yema y leche y hornéalas hasta que estén cocidas y doraditas!

Disfrútalas con este vino que es sencillamente imperdible!