lunes, 22 de mayo de 2023

Cuando la amapola vuelva alto: Vinos para admirar, no para descartar

Hace semanas atrás celebraba una ocasión especial, el bautizo de mi primer bebé; y para celebrarlo decidí abrir un vino especial, de esos que uno guarda para ciertas ocasiones y atesora para que vayan madurando con el tiempo porque sabes que cuando lo abras estará en su mejor momento. De esos que no abres antes porque hacerlo sería desechar el potencial de ese vino y descartar la realización profesional del enólogo que logró esa armonía en botella precisa para que pueda ser abierto varios años después de ser lanzado al mercado. Ese vino que logró destacar en tu bodega gracias al talento del enólogo detrás de él.

Casa Marín Pinot Noir 2011 es sólo un ejemplo de la riqueza de vinos que María Luz Marín, conocida como Marilú, logra hacer. María Luz es una mujer impresionante, una amapola entre muchos enólogos, que tuvo que aprender a lidiar en un mundo donde el síndrome de la amapola alta solía ser un común denominador. Marilú impregna personalidad a sus vinos, los realza y los convierte en vinos amables, elegantes y al mismo tiempo elaborados y complejos. La historia de Marilú marca cada uno de sus vinos, al menos a mi forma de verlo, y a mí me gustan mucho (tiene por ejemplo un sauvignon gris que a mí me encanta y que creo que ningún otro lo ha superado). Ella es la demostración de que cuando las mujeres quieren lograr un sueño, sin importar los desafíos a los que se enfrenten, lo hacemos con tanta dedicación que termina siendo perfecto. Marilú tuvo que enfrentarse no sólo a las adversidades del clima de Lo Abarca, sino incluso (y peor aún) a sus pares enólogos, quienes por ser mujer, no creían en ella y no la aceptaban cuando inició su carrera para practicar con ellos (de hecho incluso hasta la mandaban a hacer labores "femeninas" en vez de permitirle trabajar con la uva). El esfuerzo la premió y la convirtió en la primera mujer enóloga fundadora y dueña de una viña en Sudamérica en el año 2000. Con el tiempo, la familia se expandió y hoy uno de sus hijos, Felipe Marín, se convirtió en enólogo de esta bodega, siguiendo la tradición de su madre, pero marcando su propio estilo, lo que lo convierte en un profesional excepcional que con humildad supo tomar lo mejor de su madre y con eso crear su propio estilo.

Así tal cual funciona el mundo profesional en las organizaciones. Hay los líderes que cuando ven un talento prefieren apartarlo, porque seguramente (y la mayoría de veces que lo he visto es así) tienen miedo, la cobardía ante su poca capacidad profesional, los lleva a tomar decisiones equivocadas y apartar el mejor talento de su equipo, el síndrome de la amapola alta; olvidándose que su fin último es tener a los mejores, tener al talento correcto en las posiciones correctas.  Y luego, por el contrario, y afortunadamente, hay líderes que a simple vista cuando identifican un talento, lo quieren, no lo dejan ir, y en vez de opacarlo, lo ayudan a brillar.

Casa Marín Pinot Noir 2011 es un vino hecho por una mujer que brilla y que lamentablemente muchos enólogos no supieron apreciar; afortunadamente, Marilú salió de esos “líderes” que le tocaron al inicio de su carrera, se armó con valentía, y fundó su propia bodega, cultivó su propio viñedo, y elaboró su propio vino, no permitiendo que el síndrome de la amapola alta la superara u opacara.

Casa Marín Pinot Noir es un vino untuoso, con notas a frutos rojos como cereza, frambuesa y también algo de trufas seguramente provenientes del suelo boscoso a su alrededor. Ideal para acompañar incluso algunas carnes suaves. Yo lo maridé con una pasta con jamón serrano que cociné a fuego muy bajo hasta que el crocante comience a sentirse. Cuando la pasta llegó al dente, agregué un poco del agua de cocción a la sartén con el jamón serrano, un chorro de aceite de oliva y un trozo de mantequilla. Pasta para adentro…queso parmesano encima y disfruté con este pinot noir que está lejos de ser el típico tímido pinot noir, y es mas bien, un vino con carácter…Disfruté del verdadero liderazgo detrás de este vino, ese que brilla aunque lo quieran opacar…