viernes, 18 de septiembre de 2015

Pétit Verdot: Recuperando la historia

Trabajo en una empresa que este mes celebra los 50 años de haber estado sirviendo a los peruanos…y aunque  aquí son sólo 50 años, la realidad es que llevamos casi 130 años de existencia en el mundo! Como se imaginarán, es una oportunidad para celebrar!, 50 años no pasan en vano. Así que hemos estado preparando todo lo que necesitamos para celebrarlo! Y cuando tienes fechas tan especiales como esta, empiezas a recolectar historia, y sacas del baúl recuerdos y antigüedades como la medalla de los 100 años de compañía, los primeros empaques de producto, fotos de la inauguración de la planta, el lapicero con el que se firmaron los primeros contratos, la camiseta que diseñaron para apoyar a la selección peruana en el último mundial en el que participamos (en los años 80!), entre otras antigüedades que a simple vista no valen nada, pero que en realidad tienen una historia grande cuando escuchas lo que hay detrás.

Así es el Pétit Verdot, un vino que ha sido recuperado de la antigüedad en los últimos años. No están del todo claros sus orígenes; sin embargo, se sabe que el Pétit Verdot se plantó inicialmente en la región de Burdeos (Francia) y que debido a que es una cepa que madura tarde (por eso se llama Petit Verdot – pequeño verde) no podía ser empleada para preparar vino, por lo que fue dejada de lado y reemplazada a mediados del siglo XX por los vitivinicultores. Recién hace pocos años el Pétit Verdot volvió a Francia (Burdeos) y se ha apoderado de otras tierras cálidas como Australia, España, Italia, Estados Unidos, Argentina, y Chile, entre otras regiones vitivinícolas.

En principio, en Francia, el Pétit Verdot ha sido y es empleado para cortes, de manera que aporte y equilibre con su cuerpo y estructura a otras cepas como la Merlot o incluso el Cabernet Sauvignon. Regularmente, se incluye máximo un 10% de esta cepa en los vinos cortes. No obstante, en países como Argentina y Chile el Pétit Verdot se ha impuesto con su estructura y es ahora un varietal que compite a los niveles del Cabernet Sauvignon y el Tannat.

Esta cepa es de piel gruesa y concentrada, de un azúl intenso casi negro y un racimo abundante, con altos niveles de tanino y acidez. Al servirlo, presenta un color rubí muy concentrado, con aromas a frutos rojos como la mora, y al paladar su tanicidad se hace más relevante, pues resulta sutil.
En esta ocasión, yo disfruté de un Pétit Verdot de Chile; en donde existen alrededor de 270 hectáreas plantadas, principalmente en las regiones de O´Higgins y Maule. Al ser regiones más cálidas, esta cepa gana en estructura, en taninos y en acidez; convirtiéndose en una cepa con mucho potencial de guarda y que puede ser empleada para un varietal.

El Pétit Verdot de Chile por el que aposté es de la región del Maipo: Chaski 2010 de la Viña Pérez Cruz. Este vino libera no sólo aromas complejos a frutos rojos sino además aromas de hierbas y especies que en su paso se impregnan en el paladar. Las uvas de Chaski son seleccionadas con mucho cuidado y  como resultados se obtiene un vino estructurado, fresco y equilibrado, con taninos suaves y de un final largo y persistente, como bien lo indica la Viña Pérez Cruz.

Germán Lyon es enólogo de la viña y ha trabajado con esta cepa desde el 2005; sin embargo, indica que recién en el 2008 tuvo éxito con ella, lo que dio origen a Chaski. Según Lyon, al ser una “variedad de uva de gran estructura, de taninos firmes y de acidez alta, hay que tener cuidado si no se quiere obtener un tinto que dejará knock out la lengua”. Es por eso que Chaski incluye, en menores porcentajes, otras cepas como el Carmenere y el Malbec, las cuales le aportan muchos aromas y textura.

Para acompañar este increíble vino, preparé unas tapas de confitura de tomate con queso manchego. Prepararlas es muy simple!

Confitura de tomate con queso manchego:
Para preparar la confitura de tomate sólo debes pelarlos (te recomiendo hacerles un pequeño corte en forma de cruz por la parte baja del tomate y pasarlos por agua hirviendo un par de minutos), córtalos en pedazos (no es necesario retirarle las semillas) y ponlos a la olla con azúcar y laurel o romero (calcula 300 gr de azúcar para 1 kg de tomate). Déjalo cocinar por unos 20 minutos o hasta obtener una mermelada. Luego pásalo por el “prensa papa” (o en todo caso un colador) y déjalo enfriar.

Prepara las tapas colocando sobre una tostada una loncha de queso manchego, un chorrito de aceite de oliva y coloca encima la confitura de tomate que has preparado. Puedes decorarla con romero.

A disfrutar se ha dicho!!!...La confitura de tomate es precisa para la sutileza del tanino y acidez alcanzada por este Chaski 2010!



2 comentarios:

  1. Podemos reemplazar el romero por albahaca , igual de delicioso :)

    ResponderEliminar
  2. Podemos reemplazar el romero por albahaca , igual de delicioso :)

    ResponderEliminar